La última fase del maíz
Después de la recogida de la faba, aproximadamente en octubre, se segaba el maíz con una foz (una media luna con un mango corto) y se tiraba en el suelo, haciendo montones. Se quitaban las panoyas y se echaban al carro.
Con el resto de la planta se hacían manojos pequeños (manoxos) que se ataban con el mismo maíz por el centro y se hacía con ellos una gavilla grande (un montón apilado con forma de una tienda india). Había que unir dos tallos para atarlos por la parte de arriba para que no los tirara el viento y se ataba con el tallo de la misma planta y se iban apilando más gavillas. Los niños y niñas aprovechaban para jugar a los indios bajo las gavillas, un juego realmente divertido.
A continuación era la esfoyaza que consistía en pelar las panoyas quitando las hojas que cubren el maíz, dejando tres o cuatro fueyes (hojas) de las más fuertes para hacer las riestras posteriormente. No todo el mundo sabía hacer las riestras, era un trabajo de mayor especialización.
La esfoyaza era una pequeña fiesta, el “Sálvame de luxe” de la época, en donde se juntaban los vecinos y había juegos, picarescas y jaleos. Se contaban chistes verdes y los mozos perseguían a les moces. Se solía hacer en la tarde-noche. Aunque era un proceso laborioso, estaba bien porque era una ocasión para reunir a todos los vecinos.
Un día se iba a una casa y otro a la del vecino. Entre todos se acababa primero y era más divertido.
En la esfoyaza también se hacían las riestras. Al hacer la riestra había que ir poniéndolas de dos en dos panoyas y se iban sujetando con espadaña (una planta de hojas fuertes alargada) o con blima.
Una vez hechas las riestras, se colgaban en el hórreo, en unos ganchos con forma de clavo, si no había corredor. Se dejaban allí para ir consumiendo a lo largo del año.
Para esfregar (o desgranar el maíz) se hacía con la mano, que era más difícil o con el “tarucu” de otra panoya. Más tarde hubo herramientas que facilitaban este trabajo.
Antes había dos tipos fundamentales de maíz: el amarillo para los animales y el blanco para moler y consumo. Lo habitual con este maíz era hacer tortas, tortos, pan, fariñes, borona… Antes de cocinarlo, aunque el maíz estuviera molido, había que peñerarlo (cribarlo) quitando la cascarilla dejando la harina fina. Este proceso se hacía con la peñera (criba o cedazo con el aro de madera)
Con las hojas del maíz se hacían jergones, colchones para la cama. Aunque sonaban mucho eran cómodos. En las casas más humildes los colchones eran de hojas de maíz, en las pudientes eran de lana.
No hay que confundir el maíz con el maizón. El maizón es para el ganado y el proceso de recogida era muy sencillo. Se segaba y se cortaba todo junto para echarlo al ganado.